Recomendaciones para organizar una cata de cerveza
A los aficionados a la cerveza siempre nos gusta compartir nuestra pasión con los demás. Es irresistible hablar de ese último descubrimiento, como cuando ves una película que te encanta o lees un libro sensacional. A veces, este proselitismo nos lleva a organizar una cata privada de cerveza con amigos y familiares. Quieres lucirte, demostrar todo lo que sabes y hacerles vivir una experiencia memorable, ¿pero sabes todo lo que debes tener en cuenta?
- Cristalería abundante y limpia. Parece obvio, pero en función del número de participantes no siempre dispondrás de vasos o copas suficientes. Lo ideal sería tener el apropiado para cada estilo, pero esto rara vez sucede. Si no, en la mayoría de hogares hay copas de vino que permiten ver el contenido y concentrar aromas.
- Espacio suficiente, libre de olores y con buena iluminación. Piensa que en un momento avanzado de la cata va a haber varias botellas y otros elementos sobre la mesa. Asegúrate que cada persona tiene espacio para desplegar sus muestras. Tampoco debe haber olores que puedan distraer. Descarta impartir la cata en la cocina, pero tampoco vayas a organizarla en un salón con velas o incienso. Asimismo, la iluminación es fundamental para apreciar el aspecto de la bebida.
- Evita el uso de distracciones como música alta o perfumes. No estás en una discoteca. Puedes poner música, pero que no enturbie la experiencia. Igual con los perfumes. Avisa a tus invitados para evitar que las cervezas huelan a Loewe.
- Temática: puedes hacer un recorrido por estilos clásicos, centrarte en países u ofrecer diferentes interpretaciones del mismo estilo, lo que se te ocurra. Aquí lo importante es dar una estructura al conjunto. Por ejemplo, puedes elegir una cerveza de cada región de Europa o América, centrarte solo en un país (belgas, alemanas, británicas), elegir solo un estilo (IPA, bock, weisse) e incluso estacionales (cervezas de Oktoberfest, Halloween, Navidad, etc). La clave está en dar una coherencia al conjunto de las cervezas que vais a probar.
- Introducción, nudo y desenlace. Hay que dar un hilo conductor a la experiencia. Puedes empezar por una referencia más accesible para aumentar la complejidad poco a poco y acabar con una cerveza más especial que deje al público entusiasmado. Siempre vamos de lo más suave a lo más intenso. Esa es la máxima para ordenar las referencias.
- Fondo teórico y contexto histórico. Una cata no es un botellón. El propósito no es el consumo de alcohol, sino el intercambio de cultura cervecera y de experiencias sensoriales. Para impartir una cata, debes estudiar bien la historia de cada estilo, sus características, el origen de la fábrica, etc. En definitiva, empaparte de conocimiento que te permita comentar en profundidad cada referencia y responder las dudas de tus interlocutores. Si no te sientes del todo seguro con los descriptores de cada estilo, puedes apuntarlos en una “chuleta”. Por ejemplo, que las cervezas de trigo alemanas deberían oler a plátano y clavo.
- Maridaje apropiado. No se trata de celebrar un banquete, sino de acompañar cada estilo con una propuesta que amplifique la experiencia. Maridar no es poner patatas fritas, aceitunas y galletitas saladas para todas las cervezas. Tiene que haber un vínculo. Por ejemplo, un clásico es tomar porter con chocolate o los estilos ácidos con paté. Puedes maridar por afinidad o por oposición, pero el objetivo siempre es que el alimento complemente la percepción de la cerveza.
- Reconocer los defectos. Si alguna cerveza hace un geiser, está oxidada o presenta desperfectos evidentes, no intentas justificar lo indefendible. Reconoce que la referencia está en mal estado y aprovecha para explicar las causas.
- Agua fresca a mano. Algunas personas gustan de beber agua entre diferentes cervezas y también sirve para enjuagar la cristalería entre estilos.
- Temperatura de servicio. Para apreciar una cerveza, esta no debe estar demasiado fría. Fresca, pero no helada. Así podrá desplegar su perfil sensorial. Referencias más alcohólicas, puedes sacarlas de la nevera al comienzo de la cata para que se atemperen. Cada estilo lleva asociado una temperatura ideal.
- Conocimiento de tu público: no intentes correr antes de andar. Si tu público es neófito y solo bebe cañas de bar, sería un despropósito hablarles de variedades de lúpulo o ponerles una cata vertical de lámbicas. Mejor empieza por lo básico: elaboración y estilos tradicionales asequibles. Del mismo modo, si tu público es un grupo de “beer geeks”, puedes sacar la artillería pesada y adentrarte en referencias más experimentales y sofisticadas. Adáptate a tu público para no abrumarles y tampoco aburrirles.
- Fases de la cata. Comienza por la fase visual, analizando color, turbidez y parámetros de la espuma. A continuación, pasa a nariz para detectar ésteres, fenoles, perfil del lúpulo y otras adiciones como especias o fruta. Después pasa a la boca para percibir sabores, densidad, amargor, dulzor, acidez, etc. Finaliza con retrogusto y retronasal para que el público analice qué sensaciones permanecen.
- Pregunta a la gente. Es importantísimo fomentar la participación, involucrar a los invitados en la experiencia. Puedes preguntarles a qué sabores u aromas les recuerda la cerveza, si les gusta, con qué la acompañarían. Hay muchas formas de que la cata sea una experiencia interactiva.
Con estos consejos serás capaz de organizar una cata de cerveza que entusiasmará a tus invitados. Dedicar tiempo a formarte y preparar esta experiencia es fundamental. Se trata de compartir cultura con los demás desde el rigor y guiarles para que aprecien todos los matices de nuestra bebida favorita.