¿Cómo era el escenario cervecero nacional antes del oligopolio?
El momento actual que atraviesa el sector cervecero es una explosión nuevas marcas, estilos y fábricas. Cada vez hay más cervezas y más diferentes entre sí. Asistimos a una pólvora de variedad estilística que coincide con la eclosión permanente de pequeños productores. Pues bien, esta situación no es la primera vez que sucede en España.
Hemos de remontarnos al siglo XIX. En un principio, la producción de cerveza estuvo sujeta a real privilegio de estanco. Es decir, el empresario debía anticipar al estado una suma importante de dinero para recibir la licencia que le permitiese producir cerveza. Esta práctica limitó la proliferación de cervecerías hasta su eliminación en la primera mitad del siglo XIX.
Si bien España es un país de tradición vinícola, algunos empresarios intentaron entonces con éxito dispar emprender la producción de cerveza en nuestro territorio, aprovechando la reciente liberación de su producción comercial. Al carecer de tradición cervecera propia, la maquinaria de estas primeras fábricas era un reflejo, cuando no importada, de la tecnología de países europeos con amplia trayectoria cervecera como Alemania, Inglaterra y Chequia.
De esta manera germinaron las primeras cerveceras en España. Por ejemplo, durante el siglo XIX había en Madrid más de una decena de fábricas de cerveza. Algunas de ellas son la fábrica de Lavapiés, la fábrica de Santa Bárbara o la cervecera de Carlos Meins. De esta centuria sobreviven hasta nuestros días Mahou y El Águila, que en la actualidad pertenece a Heineken bajo el nombre de Amstel ¿Qué tenían estas fábricas que perduraron? Por una parte, disfrutaban de capital suficiente para actualizar su fábrica respecto a las innovaciones tecnológicas como el frío industrial. Por otra parte, fueron capaces de elaborar una cerveza “insípida” y menos amarga que se amoldara a las preferencias del grueso de consumidores.
Respecto a los estilos, hemos de tener presente que la población no estaba habituada a la sabrosa cerveza europea, cuyo gusto amargo solía desagradar al consumidor español más aficionado al vino. Fue este unos de los principales motivos por el que buena parte de las primeras fábricas de cerveza desaparecieron en España. Algunos emprendedores no fueron capaces de adaptar las recetas europeas al paladar vinícola de la población española.
Estas circunstancias desembocaron en que durante el siglo XX la industria cervecera quedó en manos de unos pocos fabricantes aventajados que sacaron del tablero a los pequeños elaboradores, y en determinados casos también les absorbieron a través de la vía económica. Es por ello que en la actualidad las marcas de cerveza en España gozan de una gran identidad territorial como por ejemplo Estrella Galicia o Estrella Levante. Sin embargo, esto no impide que los nuevos artesanos perseveren con un producto de calidad.