¿Tiene fecha de caducidad la cerveza que bebemos?
No, la cerveza no tiene fecha de caducidad. No se vuelve nociva con el paso del tiempo. ¿Cómo es posible? Gracias a la fermentación alcohólica. La levadura genera alcohol, que actúa como conservante y ayuda a preservar la bebida. De la misma forma que cuando queremos esterilizar una herramienta o una superficie recurrimos al alcohol, este compuesto también se encarga de eliminar las bacterias y hongos que quieran proliferar en la cerveza.
El otro gran conservante de la cerveza no es otro que el lúpulo. Su elevado poder antiséptico evitar que los microorganismos proliferen en un entorno rico en azúcares.
Ahora, tú dirás que en tu lata/botella/barril/lo que sea pone FDCP o “consumir preferentemente antes de” acompañado de una fecha ¿Qué significa esto? Este indicativo señala la fecha a partir de la que el producto pierde la calidad, las propiedades organolépticas que el fabricante entiende que son deseables.
Por ejemplo, una cerveza con un alto contenido en lúpulo o puré de fruta poco a poco va a perder el frescor, la jugosidad, ¿verdad? Pero eso no significa que no sea apta para consumo o que no sea disfrutable. Simplemente, no va a estar tan rica, pero no hay un riesgo añadido a la salud. Su punto óptimo lo marca la fecha de consumo preferente. Esa es la diferencia con la fecha de caducidad. Una se refiere a las cualidades del producto. La otra es una advertencia sanitaria.
¿Y si tengo la loca idea de arruinar una cerveza? Entonces colócala cerca de una fuente de calor o ponla al sol directamente, que degradará el lúpulo y producirá aromas desagradables. Lo ideal es que cada cerveza informe en su etiqueta de cuáles son las condiciones de conservación que recomienda el fabricante. Por norma general, guarda tus cervezas en espacios frescos, sobre todo estilos con mucho lúpulo, y al abrigo de la luz.
Ahora bien… la cerveza no solo es inmune a la fecha de caducidad. Algunas han nacido con un poder extraordinario… ¡Mejoran con el tiempo! ¿Cómo se te queda la cabeza? Sí, cervezas con mucho alcohol (>7-8%) y maltas tostadas evolucionan favorablemente si se guardan en condiciones frescas y oscuras, similar a una cueva, más aún si han reposado en barrica y arrastran parte del tanino de la madera.
En pocas palabras: las cervezas no caducan, pero pueden perder sus cualidades organolépticas e incluso desarrollar aromas desagradables si no se conservan bien.
