El sector cervecero, en el momento más adverso
El paro de los transportistas y la guerra de Ucrania han afectado de lleno al sector cervecero, igual que a la industria agroalimentaria en general. El problema ya no es solo que los productores no puedan enviar la cerveza a sus clientes, aumentando los costes de almacenamiento como veremos más adelante; sino que aún pudiendo enviarla, no reciban los suministros para la elaboración.
Esto afecta sobre todo a los pequeños elaboradores, a los artesanos, que no tienen grandes contratos con sus proveedores de materias primas y menos aún capacidad para almacenar un remanente para contingencias como la actual. ¿De qué sirve asumir los costes fijos de mantener una fábrica abierta cuando no puedes ni tan siquiera trabajar?
No es un eslabón aislado, es un problema transversal a toda la cadena de suministros. Con la crisis del transporte, muchos pequeños productores, que apenas habían comenzado a superar los números rojos tras dos años de pandemia por la Covid-19, se verán abocados a cerrar definitivamente sus empresas. El tejido cervecero de España no es tan resistente como para soportar la coyuntura vigente.
Sin embargo, el origen del problema no viene de ahora. El encarecimiento de los combustibles, favorecido por las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia, hace insostenible un modelo de negocio en el que la energía eléctrica adereza todo el proceso: desde el macerado al hervor hasta la refrigeración de los fermentadores sin olvidar el coste que supone almacenar tanto el producto final como las materias primas, que también han incrementado su precio en las últimas semanas.
En muchos casos, estas microcervecerías tienen deudas que han adquirido para levantar las plantas en las que trabajan, y que no podrán amortizar. Si gigantes de la industria con mayor músculo financiero, como Estrella Galicia o el grupo Heineken-Cruzcampo, ya han alzado la voz para anunciar que se están preparando para interrumpir la producción, ¿Qué no pasará con las PYMES?
Europa se enfrenta a un escenario de estanflación (la combinación de la subida de los precios, pero no de los salarios, y del estancamiento económico o recesión incluso) del que el sector cervecero saldrá muy perjudicado. Asociaciones como Cerveceros de España ya advierten de las consecuencias: “en gran consumo el bloqueo es notable, dado que se están obstaculizando las entregas en las plataformas logísticas de los supermercados”.
Seguimos la cadena y descubrimos que la cerveza supone “hasta el 25 % de la facturación de los bares, cifra que alcanza hasta el 40 % en el caso de pequeñas empresas de restauración de menos de 10 empleados”. Además, la asociación alerta sobre la repercusión en el empleo a lo largo de todas las empresas que componen la cadena, incluidas las tiendas especializadas.