La Copa Reina de Hidromiel celebra su tercera edición
Pocas personas conocen el hidromiel en España. Esta bebida fermentada todavía queda lejos de la cerveza y el vino en cifras de consumo. Sin embargo, cada vez existe más cultura al respecto. Prueba de ello es la Copa Reina, el primer campeonato de hidromiel en la Península Ibérica, que comenzó en 2019, y este año celebró su tercer certamen. Servidor disfrutó la ocasión de participar como juez de hidromieles comerciales, aunque en la primera edición tuvo la oportunidad de evaluar caseras.
El panel de cata estuvo compuesto por seis mesas: tres con cuatro jueces cada una para entradas comerciales, y otras tres con tres jueces para referencias amateur. El perfil de los jueces era variado: profesionales del hidromiel, el vino y la cerveza, elaboradores caseros y blogueros. Cada mesa cató alrededor de 20 referencias. Cabe señalar que las referencias no provenían solo de España, sino también de Chile, Ecuador, Francia, Italia, México y Portugal. La internacionalización del campeonato es una señal positiva de buena salud para el sector.
Para evaluar, los jueces utilizaron una ficha BJCP adaptada donde valoraban sobre 50 puntos las siguientes variables: apariencia (6), aroma (15), sabor (16), retrogusto (7) e impresión general (6). A la hora de puntuar, se evaluó en base al manual “BJCP Mead Exam Study Guide”. Cada botella presenta una etiqueta genérica donde figuraba: estilo, volumen de alcohol e ingredientes.
Las entradas se organizaron en cuatro categorías: hidromiel tradicional, melomel (hidromiel con fruta), metheglin (hidromiel con especias) e hidromieles experimentales, los que no entraban en las otras categorías. Hubo hidromieles muy buenos, pero que no obtuvieron espléndidas calificaciones por no adecuarse a las especificaciones del estilo que figuraba en la etiqueta. Al final, los hidromieles con mejores puntuaciones acertaron en su fidelidad a la guía BJCP.
Por ejemplo, según la teoría, el hidromiel tiene que ser cristalino y brillante. La realidad es que había hidromieles turbios excelentes en los demás parámetros. Aunque la apariencia es lo primero que capta la atención, solo cuenta un 12% de la nota. Los elaboradores deberían centrarse en el tándem aroma y sabor, que supone el 62% de los puntos.
En líneas generales, aumentó mucho el nivel de los hidromieles comerciales en un plazo de dos años. En concreto, catamos melomeles con frutos rojos de mucha calidad. También degustamos propuestas en barrica muy interesantes. Incluso hubo quien se atrevió a presentar sus propios destilados de hidromiel en forma de aguardiente con 40º de alcohol.
A modo de conclusión, es una alegría comprobar cómo los hidromieles comerciales son cada vez más sofisticados y creativos. De cara a futuras ediciones, seguramente haya que crear nuevas categorías, pues cada vez aparece más saturación de referencias en determinados subestilos como el hidromiel con bayas.