Todo lo que debes saber sobre la Irish Red Ale
El estilo irish red ale nace en torno al siglo XIX, aunque obviamente no es la primera cerveza tostada de alta fermentación. En su día, fue la respuesta de los irlandeses a la extendida pale ale de Gran Bretaña. La coyuntura económica propició su popularización. Los ingleses eran el principal proveedor de maltas y lúpulo para sus vecinos insulares, así que decidieron aplicar una política arancelaria. En consecuencia, los cerveceros irlandeses comenzaron a elaborar cervezas con cebada tostada sin maltear a la par que moderaron la adición de lúpulo hasta el mínimo indispensable. En este contexto de escasez surge nuestra protagonista.
¿Cómo diferenciamos la irish red ale de otras cervezas tostadas? Al ojo es de color caoba, traslúcida debido a una maduración sosegada y un poco más fresca que en otras ales. Espuma de tonalidad hueso. En nariz no deja de resultar una cerveza sencilla y sincera: matices acaramelados, torrados y fruta madura en menor medida. La reacción de Maillard está muy presente en esta cerveza. Se combina el cereal debidamente tostado con una prolongada cocción del mosto. En consecuencia, encontramos una cerveza muy maltosa. Dulce sin empalagar, gracias en parte a un final seco. El amargor no viene tanto por el lúpulo, sino por lo torrado de las maltas.
A día de hoy, podemos encontrar un par de referencias más o menos extendidas a lo largo del globo. Una de ellas es Murphy's Irish Red y la otra Smithwick's de Kilkenn. Es fácil encontrar cualquiera de ellas en casi cualquier pub, debido a que se han enfocado en la exportación. Sin embargo, esta última ahora emplea jarabe de maíz en sus recetas. Otras casas de referencia por sus red ales son O’Hara’s y Porterhouse, pero todavía no se han expandido en la misma medida. Si queremos probar interpretaciones nacionales, podemos recurrir a la madrileña Red Kahs de CCVK. Birra e Blues también tiene un par de referencias en esta línea. Incluso Estrella Galicia lanzó en 2020 su “Galician Irish Red Ale” La Pelirroja. Por algo será que se extiende.
Lejos de copar cañeros como las lagers, IPA o stout; esto no le resta buena aceptación. Podemos encuadrar el estilo como fácil de beber. Es una cerveza sabrosa y equilibrada. Indicada para quienes se inician en la cata, su bajo alcohol (normalmente entre 3 y 5 ABV) permite que se disfruta a trago largo sin prisa. Además, su baja carbonatación la hace aún más bebestible.